Es más, ni siquiera es posible sorprender a estos insectos por la espalda. Cuando el matamoscas se acerca desde retaguardia, la mosca, que tiene un campo de visión de 360 grados, desplaza sus patas intermedias ligeramente hacia atrás para saltar hacia delante. Y si intentamos cazarla de frente, sus extremidades se preparan para despegar en sentido contrario.
"El cerebro de las moscas transforma la información sensorial en una respuesta motora a una velocidad increíblemente rápida", concluye Dickinson en la revista Current Biology. Ahora su objetivo es averiguar en qué neuronas reside exactamente esa capacidad.
Entonces, ¿es humanamente imposible dar caza a una mosca? Ahora no. Dickinson dice que conociendo estos nuevos datos podemos averiguar hacia dónde va a saltar cuando la ataquemos la primera vez. Y ¡zas!, dar el golpe hacia la dirección de despegue.
Esta entrada la saqué de la página web de la revista Muy Interesante, donde podréis encontrar artículos verdaderamente interesantes o curiosos.
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